II

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Todo el mundo pensaba en esta extraсa aventura, y se agotaba en vanas conjeturas. їCуmo puede el hijo de un pastor regalar cuarenta grandes diamantes? їPor quй monta sobre un unicornio? Nadie lo comprendнa y Formosanta, acariciando su pбjaro estaba sumida en un ensueсo profundo.

La princesa Aldй, su prima segunda, de formas casi tan bellas como Formosanta, le dijo:

-Prima mнa, no sй si este joven semidiуs es el hijo de un pastor, pero me parece que ha cumplido todas las condiciones relacionadas con vuestro matrimonio. Tensу el arco de Nemrod, venciу al leуn, tiene mucho talento puesto que improvisу para vos una composiciуn muy hermosa. Luego de los cuarenta diamantes que os ha regalado no podйis negar que sea el mбs generoso de los hombres. Poseнa con su pбjaro, lo mбs raro que existe en el mundo. Su virtud no tiene igual, puesto que pudiendo quedarse junto a vos, partiу sin vacilar apenas supo que su padre se hallaba enfermo. El orбculo ha sido cumplido en todos sus puntos excepto en el que exige que venza a sus rivales. Pero ha hecho mбs, ha salvado la vida del ъnico competidor que pudiera temer, y en cuanto a batir a los otros creo que no dudarйis que lo lograrб fбcilmente.

-Todo lo que me decнs es bien cierto -repuso Formosanta- pero, їes posible que el mбs grande de los hombres, y quizб tambiйn el mбs amable, sea el hijo de un pastor?

La dama de honor, interviniendo en la conversaciуn, dijo que muy a menudo esta palabra pastor se aplica a los reyes, que se los llamaba pastores porque estбn siempre listos para esquilar a su rebaсo, que sin duda se trataba de una chanza de mal gusto de su valet, que este joven hйroe, debнa haber venido tan mal acompaсado sуlo para hacer notar que por su solo mйrito se hallaba sobre el fasto de los reyes y para no deber Formosanta mбs que a sн mismo. La princesa sуlo respondiу dando a su pбjaro mil tiernos besos.

Mientras, se preparaba un gran festнn para los tres grandes reyes, y para todos los prнncipes que habнan venido a la fiesta. La hija y la sobrina del rey debнan hacer los honores. Se llevaban a los reyes М presentes dignos de la magnificencia de Babilonia. Belus, mientras aguardaba que el banquete fuera servido, reuniу su consejo para tratar el casamiento de la bella Formosanta y he aquн lo que, como gran polнtico, dijo:

-Soy viejo, no sй ya quй hacer, ni a quiйn dar a mi hija. El que la merecнa es un vil pastor, el rey de Egipto y el de Indias son unos cobardes; el rey de los escitas me parece bastante conveniente, pero no cumpliу con ninguna de las condiciones impuestas. Voy a consultar nuevamente el orбculo. Mientras me aguardбis, deliberad y actuaremos siguiendo lo que el orбculo haya dicho; porque un rey debe sуlo ajustar su conducta a las уrdenes expresas de los dioses inmortales.

Se dirige entonces a su capilla; el orбculo le responde en pocas palabras, siguiendo su costumbre: -Tu hija sуlo se casarб cuando haya recorrido el mundo.

Todos los ministros sentнan un profundo respeto por los orбculos; todos convenнan o fingнan convenir que ellos eran los fundamentos de la religiуn; que la razуn debe callar ante ellos, que es gracias a ellos que los reyes reinan sobre los pueblos y los magos sobre los reyes; que sin los orбculos no habrнa ni virtud ni reposo sobre la tierra. Finalmente, luego de haber testimoniado a la mayor veneraciуn por ellos, casi todos concluyeron que йste era impertinente, que no habнa que obedecerle, que nada era mбs indecente para una doncella y sobre todo para la hija del gran rey de Babilonia, que ir a correr sin saber adуnde, que йsa era la verdadera manera de no casarse o de hacer un casamiento clandestino, vergonzoso y ridнculo; en una palabra, que este orбculo no tenнa sentido comъn.

El mбs joven de los ministros, llamado Onadaso, que tenнa mбs talento que ellos, dijo que sin duda el orбculo se referнa a algъn peregrinaje de devociуn, y que se ofrecнa para conducir a la princesa. El consejo estuvo de acuerdo con su opiniуn, pero cada uno quiso servir de escudero. El rey decidiу que la princesa podнa alejarse trescientas parasangas por el camino que va hacia Arabia, a un templo cuyo santo tenнa la reputaciуn de lograr buenos casamientos para las doncellas, y que serнa el decano de los del consejo quien la acompaсara. Luego de esta decisiуn se fueron a cenar.

Todo el mundo pensaba en esta extraсa aventura, y se agotaba en vanas conjeturas. їCуmo puede el hijo de un pastor regalar cuarenta grandes diamantes? їPor quй monta sobre un unicornio? Nadie lo comprendнa y Formosanta, acariciando su pбjaro estaba sumida en un ensueсo profundo.

La princesa Aldй, su prima segunda, de formas casi tan bellas como Formosanta, le dijo:

-Prima mнa, no sй si este joven semidiуs es el hijo de un pastor, pero me parece que ha cumplido todas las condiciones relacionadas con vuestro matrimonio. Tensу el arco de Nemrod, venciу al leуn, tiene mucho talento puesto que improvisу para vos una composiciуn muy hermosa. Luego de los cuarenta diamantes que os ha regalado no podйis negar que sea el mбs generoso de los hombres. Poseнa con su pбjaro, lo mбs raro que existe en el mundo. Su virtud no tiene igual, puesto que pudiendo quedarse junto a vos, partiу sin vacilar apenas supo que su padre se hallaba enfermo. El orбculo ha sido cumplido en todos sus puntos excepto en el que exige que venza a sus rivales. Pero ha hecho mбs, ha salvado la vida del ъnico competidor que pudiera temer, y en cuanto a batir a los otros creo que no dudarйis que lo lograrб fбcilmente.

-Todo lo que me decнs es bien cierto -repuso Formosanta- pero, їes posible que el mбs grande de los hombres, y quizб tambiйn el mбs amable, sea el hijo de un pastor?

La dama de honor, interviniendo en la conversaciуn, dijo que muy a menudo esta palabra pastor se aplica a los reyes, que se los llamaba pastores porque estбn siempre listos para esquilar a su rebaсo, que sin duda se trataba de una chanza de mal gusto de su valet, que este joven hйroe, debнa haber venido tan mal acompaсado sуlo para hacer notar que por su solo mйrito se hallaba sobre el fasto de los reyes y para no deber Formosanta mбs que a sн mismo. La princesa sуlo respondiу dando a su pбjaro mil tiernos besos.

Mientras, se preparaba un gran festнn para los tres grandes reyes, y para todos los prнncipes que habнan venido a la fiesta. La hija y la sobrina del rey debнan hacer los honores. Se llevaban a los reyes М presentes dignos de la magnificencia de Babilonia. Belus, mientras aguardaba que el banquete fuera servido, reuniу su consejo para tratar el casamiento de la bella Formosanta y he aquн lo que, como gran polнtico, dijo:

-Soy viejo, no sй ya quй hacer, ni a quiйn dar a mi hija. El que la merecнa es un vil pastor, el rey de Egipto y el de Indias son unos cobardes; el rey de los escitas me parece bastante conveniente, pero no cumpliу con ninguna de las condiciones impuestas. Voy a consultar nuevamente el orбculo. Mientras me aguardбis, deliberad y actuaremos siguiendo lo que el orбculo haya dicho; porque un rey debe sуlo ajustar su conducta a las уrdenes expresas de los dioses inmortales.

Se dirige entonces a su capilla; el orбculo le responde en pocas palabras, siguiendo su costumbre: -Tu hija sуlo se casarб cuando haya recorrido el mundo.

Todos los ministros sentнan un profundo respeto por los orбculos; todos convenнan o fingнan convenir que ellos eran los fundamentos de la religiуn; que la razуn debe callar ante ellos, que es gracias a ellos que los reyes reinan sobre los pueblos y los magos sobre los reyes; que sin los orбculos no habrнa ni virtud ni reposo sobre la tierra. Finalmente, luego de haber testimoniado a la mayor veneraciуn por ellos, casi todos concluyeron que йste era impertinente, que no habнa que obedecerle, que nada era mбs indecente para una doncella y sobre todo para la hija del gran rey de Babilonia, que ir a correr sin saber adуnde, que йsa era la verdadera manera de no casarse o de hacer un casamiento clandestino, vergonzoso y ridнculo; en una palabra, que este orбculo no tenнa sentido comъn.

El mбs joven de los ministros, llamado Onadaso, que tenнa mбs talento que ellos, dijo que sin duda el orбculo se referнa a algъn peregrinaje de devociуn, y que se ofrecнa para conducir a la princesa. El consejo estuvo de acuerdo con su opiniуn, pero cada uno quiso servir de escudero. El rey decidiу que la princesa podнa alejarse trescientas parasangas por el camino que va hacia Arabia, a un templo cuyo santo tenнa la reputaciуn de lograr buenos casamientos para las doncellas, y que serнa el decano de los del consejo quien la acompaсara. Luego de esta decisiуn se fueron a cenar.